Cuando yo digo no, no siempre es no.
Porque me dominan las hormonas,
el clima y los manifiestos feministas sobre el patriarcado.
He dicho que no queriendo ser un sí esperando se me intérprete con rigor científico
los gestos y todo el lenguaje corporal que nunca ellos entendieron,
porque nadie escribió la guía de los 120 usos de los ojos tornados hacia atrás,
entonces no supiste que era un sí
He promulgado a mis adentros las máximas y nobles intenciones de dejar de ser la razón o desazón de alguien
No lo he logrado porque el cuerpo es débil o eso dicen o digo y antes de pensarlo ya lo he decidido.
Con reverenda voluntad he aceptado el todo de la palabra y hacia donde nos llevaban.
He dicho que si mil veces sin trabas ni pena.
Si quiero, justo eso así. Así sí.
He tomado la iniciativa ante el beso robado y lo he hecho mío apretando todo el cuerpo.
He dicho mil veces que no siendo un sí.
Y he dado yo el paso hacia delante y puesto su mano donde yo quise.
Y nadie dudo de las intenciones ya caducadas, porque la voluntad me dejo en tu cama
También he dicho que no siendo no.
Y lo he repito las veces que he sentido lo tengo que repetir.
Y he necesitado del ceño fruncido
y dado tres a pasos hacia atrás
Y veinte más en dirección opuesta.
He dicho que no siendo no.
Y he puesto mis dos manos entre sus intenciones y mi cuerpo.
Y he tenido miedo ante la palabra no escuchada, menos comprendida.
porque la negación es sorda a sus oidos y muda a su conciencia.
No hay moral que detenga al instinto cuando lo ha puesto como pretexto.
He dicho que no y lo he terminarlo con un "por favor"
esperando el rigor de los buenos modales quite la niebla de quien no ve.
He dicho que no, gritándolo para sentirme validada y que sepan que dije no.